¿Tienes una mente dispersa? Estas estrategias te pueden ayudar a enfocarte mejor

La mente es la herramienta más poderosa del ser humano, pero es necesario trabajar en ella para desarrollar su potencial. Quizá la cualidad más importante de nuestra mente es la capacidad de atención. Si bien podemos actuar sin poner atención, hacerlo suele tener consecuencias poco benéficas para nuestra existencia.

Actuar sin atención suele ser la fuente de todo tipo de problemas, desde algunos comunes y cotidianos como perder tiempo por no encontrar las llaves de la casa, o tener un retraso en el trabajo por no haber seguido las indicaciones recibidas, hasta otros de mayor trascendencia como ver frustrados nuestros objetivos de vida por no poder poner atención en un propósito.

Gran parte de la capacidad de atención se basa en el estado en que se encuentra la mente. Es decir, sin dejar de lado los componentes fisiológicos asociados con el bienestar mental (los niveles de ciertos neurotransmisores, por ejemplo), si no partimos de un estado de relajación y conocimiento de nosotros mismos, difícilmente podremos concentrarnos en lo que queremos.

A partir de esto, los siguientes consejos te ayudarán a vivir con mayor atención, para mejorar tu capacidad mental y tener más plenitud en los diferentes ámbitos de la vida.

Medita todos los días

La meditación es una de las mejores herramientas para conocer los patrones de pensamiento que sigue tu mente. Dedica unos cuantos minutos de tu día, busca un lugar tranquilo (una habitación silenciosa y sin muchas distracciones alrededor), siéntate en una posición cómoda y enfócate en tu respiración, hazte consciente de ella, de su ritmo y de cómo el aire entra y sale de tu cuerpo.

Es muy probable que empieces a pensar en las cosas que tienes que hacer ese día, en algo que viviste el día anterior, en algo que quieres decirle a otra persona y, en general, en mil y una cosas que llegarán a tu mente.

Contrario a lo que se cree, uno de los primeros objetivos de la meditación no es dejar la mente en blanco ni obligarla a concentrarse. El propósito es simplemente tomar conciencia de lo que te habita interiormente. Para ello, es útil observar, sin juzgar, los pensamientos que surgen. ¿Son pensamientos de tristeza o de alegría, de enojo, de deber, de nostalgia?

Si eres un principiante, comienza con unos 5 o 10 minutos para meditar. Si eres constante, poco a poco tu capacidad de concentración mejorará.

Genera espacios destinados a fines específicos

Los espacios suelen tener una gran influencia en el condicionamiento de nuestros estados mentales y emocionales, pues tanto la disposición del mobiliario, los colores, el orden o desorden, tienen efectos en la mente y las emociones.

En ese sentido, una estrategia para evitar la dispersión mental y enfocarte de lleno a una tarea es tener un espacio exclusivo para esta. Si, por ejemplo, tu objetivo es leer o escribir, quizá puedas reservar una habitación o un rincón tranquilo de tu casa únicamente para este fin.

Si la distracción sobreviene en tu trabajo, quizá puedas hacer algunos cambios en tu espacio para adecuarlos mejor a las actividades que realizas (limpiar y ordenar tu escritorio puede ayudar). La idea es que crees un vínculo mental entre el lugar donde trabajas y tu disposición para trabajar.

Elimina tantas distracciones como puedas

Es un hecho que Internet es la gran fuente de distracción de nuestra época. Si es así para ti y necesitas enfocarte durante un cierto periodo, prueba con desconectarte de la red y silenciar las notificaciones de tus dispositivos.

Sin embargo, las distracciones también pueden tener otros orígenes, no sólo el Internet. El hambre puede ser uno de ellos, además del dolor, la incomodidad de la silla, la iluminación, los ruidos externos, etcétera.

Si bien no se trata de que crees un espacio de trabajo completamente aislado, la recomendación es que identifiques las fuentes externas de tu distracción y, en la medida de lo posible, las evites.

Relájate

La relajación es el estado más propicio para cualquier tipo de práctica y aprendizaje. No importa si tu objetivo es aprender algo nuevo o si lo que quieres es enfocarte en un proyecto personal.

La mejor disposición para tener la concentración que te permita aprovechar tu tiempo y tus recursos es la relajación. La inquietud, la impaciencia, la desesperación, el enojo y otros estados emocionales afines son también distracciones y ladrones de energía.

Antes de comenzar a trabajar puedes hacer algunos ejercicios sencillos para relajarte, como respirar profundamente durante unos minutos, o hacer estiramientos suaves mientras intentas tranquilizar tu mente.

Programa algunas pausas para tu trabajo

En función de tu capacidad de concentración y trabajo, puedes hacer algunas pausas durante el periodo que has destinado a trabajar. Alguna puede ser para tomar un bocadillo o para hidratarte, otra para salir brevemente a caminar, o para tener una charla breve con algún compañero.

Las pausas de este tipo son útiles para retomar ánimos y a veces también para permitirle a la mente pensar en otras cosas, lo cual te ayuda a regresar con la creatividad renovada, además de que al cuerpo le permite descansar.

¿Qué te parece? ¿Has probado alguna otra forma de mejorar tu atención?

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